Pablo Rochi para ParanaDeportes.com.ar
¿Cómo se entiende que un entrenador, que llevó al equipo al ascenso, no le renueven el contrato?. Está claro que Edgardo Cervilla nunca fue del agrado de los dirigentes ni mucho menos de los jugadores. Sin embargo, los resultados positivos y un equipo que se mostraba seguro en la cancha generaron que el DT sea respetado en su cargo. Llegó a Patronato para salvarlo del descenso, sin embargo logró mucho más que eso.
A veces el fútbol es tan inexplicable que nadie lo entiende. Es un juego de palabras que no hace más que descifrar que así como es el deporte más lindo del mundo a su vez es complejo, contradictorio y para nada práctico.
En Patronato hace año que hay una guerra entre lo que se debe hacer y lo que se hace, lo que se acostumbra y lo que se practica.
Este club actualmente está viviendo tiempos intensos, signados por un resultado deportivo que se vine aguardando desde hace mucho tiempo, contenido por procesos que no han sido favorables.
Patronato acaba de ascender y ahora sus dirigentes están buscando un nuevo entrenador para que se haga cargo del equipo que jugará el torneo Argentino A. El fútbol en Argentina es sumamente resultadista y ya nadie respeta los proyectos. Es una realidad impregnada por esta sociedad que no acepta perdedores, que no tiene límites y que se alimenta con la voracidad que dejan “los continuos fracasos”.
¿Cómo se entiende entonces que después de una efectiva campaña, con el sabor dulce de las mieles del éxito, en el “Rojinegro” se esté pensando en cambiar de director técnico?.
Edgardo Cervilla es un ganador, le guste a quien le guste. Al hombre le pusieron por delante dos desafío sumamente complicados y respondió con creces. Llegó en un momento crítico, con el equipo hundido en la tabla y con severos problemas para zafar del descenso. El hombre no solo cumplió con su parte, de sacar al club del pozo, sino que, cuando le exigieron pelear por el ascenso no solo que lo hizo, sino además consiguió el retorno al Argentino A.
Hoy Cervilla está prácticamente afuera del club. No va a seguir, a pesar de que los muy buenos resultados están a la vista. En sí hay un camino recorrido que tuvo otros tipos de dificultades, que en su andar desgastaron la relación.
En este último año y medio los resultados estuvieron del lado de Patronato, pero no todo fue color de rosas. Hubo una cortina de humo que tapó las severas diferencias que hubo entre Cervilla con los jugadores y Cervilla con la dirigencia.
El entrenador cumplió con su tarea, pero con una metodología que no cayó de la mejor manera.
Su fuerte carácter en gran manera lo traicionó. Pocas veces aceptó una opinión de la dirigencia y en muchas oportunidades el diálogo estuvo cortado, o a lo sumo fue parcial. Se manejó con charlas personales, con el presidente Miguel Hollmann o con el vicepresidente Alcides Papaleo. Aunque no lo dijo ante la prensa sí consideró al resto como dirigentes “4 de copa”. En sí, pocos fueron los directivos que lo bancaron, tal es así que hoy pocos son los que pidieron por su renovación.
Cervilla cometió un gran error, y lo pagó caro. Fue después de haber ascendido y antes de empezar a dialogar con los dirigentes por una posible renovación: el coach dijo que esperaría las elecciones en Colón de Santa Fe para decidir su futuro. Su actitud fue como darle la espalda al “Rojinegro”, que no aceptó ser segunda opción.
Este fue el momento justo para salir a buscar nuevos candidatos, el espacio suficiente para cortar el vínculo, para cambiar de destino y apuntar a entrenadores con distintas formas de trabajo, con otros tipos de lineamientos.
Cervilla con los jugadores también tuvo una relación poco afectiva. Es más, fue muy cuestionado cuando le faltó el respeto a algunos de ellos. Varios no “lo tragaban”, y si la chispa no llegó a ser fuego fue simplemente por respeto al grupo, que siempre tiró para el mismo lado.
Los buenos resultados taparon todo. Distinto hubieran sido las reacciones si Patronato no hubiera andado tan derecho. Cervilla tuvo muchas virtudes, pero también muchos defectos. Fue un entrenador que en Patronato cumplió objetivos tazados, que se hizo cargo de las aspiraciones y que, como manda el fútbol, ganó todo lo que jugó. Sin embargo, le faltó tacto, lo traicionó su fuerte temperamento, su actitud y no supo manejar las relaciones.
La realidad indica que en Patronato ya no se piensa en Cervilla. O como hizo él con el club lo van a tener en cuenta, pero como una segunda y hasta última opción.
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